Celestino
y Benedicto, per sécula seculorum
Francisco Javier
Larraín S.
19 de Febrero de 2013
Mucho se habla de la renuncia de Benedicto
XVI a la silla de Pedro, poco se habla de un Papa que renunció, como él,
asqueado de la órbita romana.
Pietro Angeleri di Murrone era un monje
benedictino (como Ratzinger) , que en 1239 se fue a vivir al monte Morrone, dos
años después fue con dos compañeros a la montaña Maiella, donde funda la orden
de los Celestinos, aprobada por el Papa en 1264. En 1292 se cita al cónclave
para elegir un nuevo Papa. Los cardenales recién dos años y tres meses después
lo eligen; pero no le contaron que era candidato, sólo fue informado cuando el
Camarlengo le cuenta en su lugar de la montaña, y con una procesión de fieles
que le tienen por hombre sabio y santo, alejado del boato.
Se hace coronar en Aquila (Italia), y
establece su sede Papal en Nápoles, entrando en un burro para honrar a Cristo. Celestino
durante su pontificado hizo llamados a que la Iglesia retorno a ser pobre e
imitar a Cristo.
Presenta su renuncia cinco meses después
de su asunción. Once días después asume
el Papa Bonifacio VII, quien se lleva forzado a Celestino V a Roma por temer
que los napolitanos siguieran considerándolo legítimo Papa. Cuando escapa por
primera vez es hecho prisionero y hecho desaparecer, la Iglesia hace público en
1998 que Celestino V murió con un clavo de plomo en la cabeza (se revisó el
cuerpo tras haber sido sustraído diez años antes). Mal le va entre la curia
romana a quienes quieren una expresión sencilla de la fe.
Dante en la Divina Comedia lo sitúa en
el Infierno, “vi entre varios al que la gran renuncia hizo por miedo”.
Curiosamente la próxima novela de Dan Brown se centra en el Infierno de Dante. Celestino
ya estuvo en el capítulo 88 de “Ángeles y Demonios”· como ejemplo de Papa
asesinado; Tarcisio Bertone ha denostado los textos de Dan Brown, pero
Ratzinger como Papa se ha reunido con él. Nada como el Vaticano para promover
su obra, para el dolor de aquellos más papistas que el Papa.
San Celestino fue el primer Papa en
renunciar voluntariamente, con Benedicto son tres. En su libro de 2010 “Luz del
mundo: El papa, la Iglesia y los signos de los tiempos” dijo que en caso de que
“el Papa ya no sea física, psicológica y espiritualmente capaz (...) entonces
tiene el derecho, y bajo ciertas circunstancias la obligación, de renunciar”.
En 2009, Benedicto visita L’Aquila tras
el terremoto, la basílica de Nuestra Señora de Collemaggio estaba destruida, sólo
la tumba de Celestino V permanecía sin daño, y Benedicto se transforma en el
primer Papa en rendirle honores, dejando el palio que se le otorga al ser
elegido papa, nada menos. Un año más tarde volvía a visitar sus reliquias en la
Catedral de Sulmona, y realiza un reconocimiento al estilo de vida que elige el
homenajeado. La meditación para acercarse a Dios, preparando el buen morir
(como desde el poder hizo Carlos V).
Ratzinger, quien se hace Papa de manera
sorpresiva, que carecía de ángel y que hizo de duro bajo Juan Pablo II se
retira públicamente cansado; pero también públicamente se retira hablando de
divisiones e hipocresía. Finalmente, cuando visita a Celestino, comprende que
nada ha cambiado. Esperemos que la renuncia no le lleve a esa imitación del
santo.
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