martes, 2 de julio de 2013

Celestino y Benedicto, per sécula seculorum



Celestino y Benedicto, per sécula seculorum
Francisco Javier Larraín S.
19 de Febrero de 2013

            Mucho se habla de la renuncia de Benedicto XVI a la silla de Pedro, poco se habla de un Papa que renunció, como él, asqueado de la órbita romana.
Pietro Angeleri di Murrone era un monje benedictino (como Ratzinger) , que en 1239 se fue a vivir al monte Morrone, dos años después fue con dos compañeros a la montaña Maiella, donde funda la orden de los Celestinos, aprobada por el Papa en 1264. En 1292 se cita al cónclave para elegir un nuevo Papa. Los cardenales recién dos años y tres meses después lo eligen; pero no le contaron que era candidato, sólo fue informado cuando el Camarlengo le cuenta en su lugar de la montaña, y con una procesión de fieles que le tienen por hombre sabio y santo, alejado del boato.
Se hace coronar en Aquila (Italia), y establece su sede Papal en Nápoles, entrando en un burro para honrar a Cristo. Celestino durante su pontificado hizo llamados a que la Iglesia retorno a ser pobre e imitar a Cristo.
Presenta su renuncia cinco meses después de su asunción.  Once días después asume el Papa Bonifacio VII, quien se lleva forzado a Celestino V a Roma por temer que los napolitanos siguieran considerándolo legítimo Papa. Cuando escapa por primera vez es hecho prisionero y hecho desaparecer, la Iglesia hace público en 1998 que Celestino V murió con un clavo de plomo en la cabeza (se revisó el cuerpo tras haber sido sustraído diez años antes). Mal le va entre la curia romana a quienes quieren una expresión sencilla de la fe.
Dante en la Divina Comedia lo sitúa en el Infierno, “vi entre varios al que la gran renuncia hizo por miedo”. Curiosamente la próxima novela de Dan Brown se centra en el Infierno de Dante. Celestino ya estuvo en el capítulo 88 de “Ángeles y Demonios”· como ejemplo de Papa asesinado; Tarcisio Bertone ha denostado los textos de Dan Brown, pero Ratzinger como Papa se ha reunido con él. Nada como el Vaticano para promover su obra, para el dolor de aquellos más papistas que el Papa.
San Celestino fue el primer Papa en renunciar voluntariamente, con Benedicto son tres. En su libro de 2010 “Luz del mundo: El papa, la Iglesia y los signos de los tiempos” dijo que en caso de que “el Papa ya no sea física, psicológica y espiritualmente capaz (...) entonces tiene el derecho, y bajo ciertas circunstancias la obligación, de renunciar”.
En 2009, Benedicto visita L’Aquila tras el terremoto, la basílica de Nuestra Señora de Collemaggio estaba destruida, sólo la tumba de Celestino V permanecía sin daño, y Benedicto se transforma en el primer Papa en rendirle honores, dejando el palio que se le otorga al ser elegido papa, nada menos. Un año más tarde volvía a visitar sus reliquias en la Catedral de Sulmona, y realiza un reconocimiento al estilo de vida que elige el homenajeado. La meditación para acercarse a Dios, preparando el buen morir (como desde el poder hizo Carlos V).
Ratzinger, quien se hace Papa de manera sorpresiva, que carecía de ángel y que hizo de duro bajo Juan Pablo II se retira públicamente cansado; pero también públicamente se retira hablando de divisiones e hipocresía. Finalmente, cuando visita a Celestino, comprende que nada ha cambiado. Esperemos que la renuncia no le lleve a esa imitación del santo.

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