Desactivando el mito francés
Francisco
Javier Larraín S.
23 de Mayo de 2011
Me
encuentro en París, por estudios, y más allá de la visita a lugares históricos
y turísticos (en los que me he sacado cientos de fotografías) mis
preocupaciones han concurrido a efecto de comprender un poco más del mecanismo
francés para la canalización de las demandas ciudadanas. Un tema no menor para Planificación
Social, Sociología y Ciencias Políticas.
Es
el país de los derechos del hombre y del ciudadano patria, de pensadores que
nos legaron una rica y exquisita tradición sobre la ciudadanía y la persona
humana como conceptos de Teoría Política y de Ciencias Sociales; ni hablar del
impacto de Mayo del ’68 en el ideario occidental para las juventudes
movilizadas y organizadas, o las protestas permanentes por multitud de causas
donde se afecta el interés colectivo…
Una
de las cosas que me ha sorprendido es la centralización hacia el ejecutivo de
una manera que no conocemos, donde se puede disolver el parlamento (Asamblea) e
intervenir en los municipios si tienen balance negativo. Entre el Presidente
(Jefe de Estado) y el Primer Ministro (Jefe de Gobierno) se organiza el
mandato; la elección del primero es por sufragio universal y el segundo más
cercano al proceso de EEUU, donde basada en la mayoría parlamentaria se nomina
al segundo.
Lo
segundo que me llama la atención: los senadores no son electos por voto
popular. Los designan grandes electores, léase alcaldes, consejeros de la
alcaldía, de los municipios, adjuntos a la alcaldía, y con menor proporción de
votos los diputados y consejeros regionales, entre otros.
Tercer
punto paradójico, el presidente si llama a plebiscito (referéndum) no tiene el
carácter de vinculante, por lo que puede desconocer el resultado de éste. Esa
es la razón de por qué, en contra de su pueblo y de su decisión, ocurrió la
asociación de Francia a la Unión Europea. La Unión Europea tiene directrices
elaboradas por personal no electo que toma decisiones para personas de variados
países, es decir, sus decisiones no son sujetas a cuestionamiento popular
configurándose una tiranía.
Si
bien lo que se cuida es la organización territorial a través de mantener una
permanente y efectiva preocupación por la calidad de vida a nivel local, lo
cierto es que a nivel macrosocial Francia sí es una República: busca la
promoción de todos sus ciudadanos pero buscando la manera de establecer una
estructura de poder que permita dar estabilidad institucional.
En
Chile, si bien la institucionalidad democrática es feble tampoco podemos decir
que exista, al menos, una República sólida, puesto que no existe el imperio de
una ley que cautele la protección de los derechos fundamentales y las
libertades civiles, buscando mayor igualdad entre sus ciudadanos para impedir
abusos, por mucho acto comunicacional al respecto. En Chile la discusión está
más de 200 años atrasada: si alguien llama a manifestarse debe pagar por los
delitos ajenos cometidos por personas que no necesariamente suscriben lo
manifestado.
¿Lección?
Estoy visitando un lugar donde el Estado sí se hace cargo de manera activa y
dinámica de sus ciudadanos, donde no se entiende la idea de Gasto Social,
porque se sabe Inversión Social: un país desarrollado crece sostenidamente
porque da oportunidad a sus ciudadanos de aportar sin cercenárselas por ser
menos afortunados. Ojalá eso se aprendiera más fácil en mi país, donde se busca
mayor beneficio pero poco crecimiento efectivo y sostenible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario