Hitler al
poder a través de la democracia, ignorancia
Francisco Javier Larraín S.
26 de Febrero de 2011
Muchas veces en conversaciones con
amigos y compañeros de trabajo, alguno por tratar de representar la noción de
que gente poco presentable puede llegar al poder mediante sufragio suelta
alguna noción que en realidad es sorprendente oírla en personas que tienen
cierto nivel formativo. Invito a los lectores a dedicar algunos minutos
mientras desarrollo la historia sin grandes complejidades, así ganarán el no
repetir una falsedad.
Hitler fue nombrado canciller en
Enero de 1933, y su partido aliado con los nacionalistas en Marzo del mismo año
obtuvo un 44% de los votos, enterando un 52% con la alianza obtenida. Nótese
que la investidura de poder es anterior a la elección, puesto que desde 1930
Hindenburg gobernaba por decretos de emergencia, por lo que el parlamento no
fue considerado en ninguna decisión importante en esa época.
Paul
von Hindenburg gobernaba en el marco de la constitución de Weimar, vigente
desde 1919 a 1933, que en su artículo 48 básicamente decía que podía hacer lo
que quisiera sin dar explicación alguna. Por tanto, el mito del poder a través
de la elección popular es falso, y además el marco general era autoritario,
donde los cargos dependientes del sufragio popular no tenían gravitación
alguna.
Se
puede considerar que el partido de Hitler en Julio y Noviembre de 1932, en las
últimas dos elecciones “libres” obtuvo 38% y 33% de los votos, correspondientemente.
Pero, esto que aparece recordar épocas dolorosas en nuestra patria, queda diluido
si sabemos que en las elecciones de Marzo y Abril, Hitler pierde las elecciones
por la presidencia por un margen de 19.4 y 16.4 puntos porcentuales
respectivamente . Así que, el verdadero poder, el de la presidencia, le fue
vetado a Hitler por medios “democráticos”, incluso prohibiendo nuevos partidos
y a la izquierda.
El ascenso de Hitler ocurre con
partidos políticos proscritos y una vez muerto Hinderburg, en Agosto de 1934,
con campos de concentración operando desde 1933, para los “traidores” del ideal
nazi, entre otros.
Así que el tema de la
“democraticidad” del ascenso hitleriano es, por su inexistencia, parte del
mito.
Quizá sea más sabroso saber, para el
mito “democrático”, que fuese un espía a sueldo del ejército en Múnich, que
básicamente se dedicaba a delatar compañeros de armas y reprimir a militantes
de izquierda hacia 1919. En septiembre de ese año, era enviado a espiar a un
partido que se sospechaba de izquierda, desconociendo que el Partido Obrero Alemán
era un partido nacionalista, y acá, ante la idea de separar Baviera de Alemania
para anexionarse a Austria, Hitler comienza a discursear ante el público
asistente, que apenas alcanzaba a llenar una pequeña cervecería, y el 24 de
Febrero (mi cumpleaños) de 1920 se dirigía ante seis mil personas, siendo quien
controlaba el aparato de propaganda del partido.
Recién en abril de 1920 Hitler
abandona el ejército y renombra su partido a Partido Nacionalista Obrero
Alemán, o partido Nazi. Ocupando veteranos de guerra para disuadir a los
opositores, y más adelante a judíos, comunistas y socialistas con las SA.
Entonces, más encima, llega al poder del partido a través del ejército y se
mantiene en él gracias al matonaje más brutal: nada de democrático.
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