martes, 2 de julio de 2013

De la esclavitud y la República



De la esclavitud y la República
Francisco Javier Larraín S.
8 de Febrero de 2013

Se repite ingenuamente porque los textos lo reseñan, pero Chile no es una República. La República se define en el orden jurídico que obliga al gobierno  que controla el Estado, a proteger a sus habitantes en materias que hoy definen en la ONU (Salud, Educación, Previsión, Género, Infancia, etc.). Este Estado cautela de no verse permeado en sus decisiones por intereses de particulares, y en mayor resguardo, de grupos de presión o grandes empresas (Se define como corrupción el ceder al interés particular). No hay miembros eternizados en el poder ajustando las maquinarias internas de partido para ser electos en un sistema electoral binominal que, más que brindar equilibrio, contribuye a la decadencia de la patria. La versión de democracia machista y censitaria de los griegos se definía en la rotación de los cargos públicos para evitar la corrupción. El hacer crecer figuras que dependen del voto en un sistema trampeado sólo contribuye a distanciar a las personas de su sentido de pertenencia a lo socialmente construido.
            Los esclavos de la Antigüedad tenían más garantías que la mayoría de los chilenos del 2013. Quien vivía del trabajo de esclavos tenía responsabilidad de otorgarles alimento, abrigo y cautelar que el maltrato no terminara siendo lesivo a su vida (el tema del racismo hacía las cosas más duras para los sometidos), el mejor tenedor de esclavos era aquel que les procuraba un mejor pasar, no quien más latigaba. Los esclavos podían ser tanto personas sin más mérito que su fuerza o destreza física, como también sabios instruidos en las mejores academias en sus lugares de origen.
            República es la defensa de cada ciudadano para no ser subsumido en la manipulable mayoría o en la codicia de quienes ofician mintiendo sobre las bondades de precarizar la situación de la población material, cultural o socialmente. Hoy la jornada laboral en promedio mantiene lejos de casa 11 horas al día, se debe pagar casa y alimento (y la formación de los retoños en un sistema que los mantendrá esclavizables por deuda al estudiar, sin la certeza de trabajar en lo estudiado). Su dinero recibe el feroz expolio de las AFP e Isapres, concentrando buena parte del PIB. Se les entregan bebidas azucaradas y/o carbonatadas con “alimentos” que empeoran su condición física día a día, ni el agua potable es para fiarse (sírvase un vaso y vea a través de él las impurezas).
            Hoy 5 personas controlan más del 20% del PIB y 19 casi el 40% de la riqueza nacional. Ese nivel de concentración de la riqueza es intolerable en una República. Ciudadanos votan hoy por quienes pertenecen (o dependen) a los grupos de quienes les explotan transversalmente en el espectro político. Los mismos que en las revueltas/manifestaciones de esclavos se valdrán de secuestros, torturas y abusos sexuales para mantener el orden que sufre la mayoría.
            Es hora de plantearse salir de la Edad Media sociopolítica en la que nos encontramos, esa donde el sistema se amaña para mantener la diferencia de castas. Es inviable una República o sociedad moderna en la que el trabajo de la mayoría sólo puede encajar en la idea de la esclavitud. El abandono del Estado en subsidios sirve en períodos de emergencia, no para crear una gran sociedad. Necesitamos líderes comprometidos con hacer de este un país moderno, siempre y cuando haya menos gente dispuesta a ser esclava, claro.

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