lunes, 1 de julio de 2013

Neurociencias y pobreza



Neurociencias y pobreza
Francisco Javier Larraín
4 de Diciembre de 2010

            Quienes estudiamos sociología sabemos que la pobreza tiende a reproducirse por la socialización que reciben quienes tienen menos ingresos, donde tenemos una ciudad dividida entre ricos y pobres donde lo que se acepta como correcto dice relación con lo que se conoce (arrancarse de barrios pobres sólo empeora el problema)  y nos encontramos también una estructura educacional cuya función es mantener la segmentación social, aunque de vez en cuando haya uno o dos casos que nos hagan pensar en que el esfuerzo hace que el hijo de un médico, con el mismo esfuerzo, entienda lo que el hijo de alguien que no sabe si va a comer mañana, cerca de un 10% de la población nacional, aunque parezca increíble.
            Hay en la Psicopedagogía una manera de salir, en parte, de esa trampa. Hace algunas décadas se ha logrado determinar la tendencia que tiene a ver mejorada su vida quien se apropia mejor del lenguaje, no sólo en las posibilidades castellanas normales, si no que en sus significaciones. Y eso son buenas noticias, la respuesta viene de las ciencias que tratan el ordenamiento y funcionamiento neuronal.
            Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel por sus descubrimientos en torno a las neuronas, dijo “todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. Se sabe que el cerebro de los niños tiende a adaptarse a las modificaciones que ocurren en el entorno, sean éstas asociadas al desarrollo o agresivas. Las neuronas comienzan a desarrollar repertorios posibles una vez que el sistema nervioso asume que algo nuevo se asoma, y se organizan las comunicaciones neuronales en virtud de esa nueva información.
            De lo anterior se desprende que los niños tienen más oportunidades en la medida que se les despierte la curiosidad para poder comprender el mundo físico y social que los rodea, y para entender el mundo social el lenguaje es la llave. No es lo mismo un padre que instruye sin explicar la instrucción de otro que lo hace. No es lo mismo un programa documental a otro que no tiene amplio desarrollo de lenguaje. El documental ocupa lenguaje y estímulos que obligan al cerebro a organizarse (por eso el aburrimiento inicial) para ser comprendido o sembrar esa comprensión en otra situación. El aprendizaje más interiorizado no es el facilitado, es el que cuesta.
            Pero lo anterior sólo nos habla de lo doméstico pero no estructurado, se requiere de alguien se sepa organizar acciones tendientes a despertar estas nuevas conexiones que permiten abrir posibilidades. Un niño con Necesidades Educativas Especiales requiere de un psicopedagogo, alguien que pueda organizar la base que cada uno tiene de expresar una potencialidad infinita. Un niño que mejora su lenguaje es un niño que mejora en su futuro, un poco quizá, pero siempre mejor a no tener una sola oportunidad.
            Los padres deben despertar en los niños inquietudes, ganas de enfrentarse a un mundo en el que hay que atreverse a vivir, llenar su vida de preguntas y no conminarlos a idiotizarse con la televisión, consola o computador: eso genera conexiones neuronales que hacen la diferencia entre la esclavitud y la independencia. Cuando se le pide tanto al profesor aparece el psicopedagogo. Mientras tanto, si la idea es mejorar la vida de los más pobres, perdemos tiempo.

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