Neurociencias
y pobreza
Francisco Javier Larraín
4 de Diciembre de 2010
Quienes
estudiamos sociología sabemos que la pobreza tiende a reproducirse por la socialización
que reciben quienes tienen menos ingresos, donde tenemos una ciudad dividida
entre ricos y pobres donde lo que se acepta como correcto dice relación con lo
que se conoce (arrancarse de barrios pobres sólo empeora el problema) y nos encontramos también una estructura
educacional cuya función es mantener la segmentación social, aunque de vez en
cuando haya uno o dos casos que nos hagan pensar en que el esfuerzo hace que el
hijo de un médico, con el mismo esfuerzo, entienda lo que el hijo de alguien
que no sabe si va a comer mañana, cerca de un 10% de la población nacional,
aunque parezca increíble.
Hay
en la Psicopedagogía una manera de salir, en parte, de esa trampa. Hace algunas
décadas se ha logrado determinar la tendencia que tiene a ver mejorada su vida
quien se apropia mejor del lenguaje, no sólo en las posibilidades castellanas
normales, si no que en sus significaciones. Y eso son buenas noticias, la
respuesta viene de las ciencias que tratan el ordenamiento y funcionamiento
neuronal.
Santiago
Ramón y Cajal, premio Nobel por sus descubrimientos en torno a las neuronas,
dijo “todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. Se
sabe que el cerebro de los niños tiende a adaptarse a las modificaciones que
ocurren en el entorno, sean éstas asociadas al desarrollo o agresivas. Las
neuronas comienzan a desarrollar repertorios posibles una vez que el sistema
nervioso asume que algo nuevo se asoma, y se organizan las comunicaciones
neuronales en virtud de esa nueva información.
De
lo anterior se desprende que los niños tienen más oportunidades en la medida
que se les despierte la curiosidad para poder comprender el mundo físico y
social que los rodea, y para entender el mundo social el lenguaje es la llave.
No es lo mismo un padre que instruye sin explicar la instrucción de otro que lo
hace. No es lo mismo un programa documental a otro que no tiene amplio
desarrollo de lenguaje. El documental ocupa lenguaje y estímulos que obligan al
cerebro a organizarse (por eso el aburrimiento inicial) para ser comprendido o
sembrar esa comprensión en otra situación. El aprendizaje más interiorizado no
es el facilitado, es el que cuesta.
Pero
lo anterior sólo nos habla de lo doméstico pero no estructurado, se requiere de
alguien se sepa organizar acciones tendientes a despertar estas nuevas
conexiones que permiten abrir posibilidades. Un niño con Necesidades Educativas
Especiales requiere de un psicopedagogo, alguien que pueda organizar la base
que cada uno tiene de expresar una potencialidad infinita. Un niño que mejora
su lenguaje es un niño que mejora en su futuro, un poco quizá, pero siempre
mejor a no tener una sola oportunidad.
Los
padres deben despertar en los niños inquietudes, ganas de enfrentarse a un
mundo en el que hay que atreverse a vivir, llenar su vida de preguntas y no
conminarlos a idiotizarse con la televisión, consola o computador: eso genera
conexiones neuronales que hacen la diferencia entre la esclavitud y la
independencia. Cuando se le pide tanto al profesor aparece el psicopedagogo.
Mientras tanto, si la idea es mejorar la vida de los más pobres, perdemos
tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario