Pierre
Dubois, la Asamblea del Pueblo frente a la Jerarquía.
Francisco Javier
Larraín S.
3 de Octubre de 2012
Hace unos días nos dejaba en este
mundo el sacerdote Pierre Dubois, quien obró en Chile en un sector popular
conocido como La Victoria. Oriundo de un pueblo en Francia, siempre ejerció
entre los que menos tienen y los que más necesitaban de la palabra de Dios pero
respondiendo a su vivir cargado de angustias y necesidades, entre la rabia de
ser explotados y la represión por estar movilizados.
Una vez instalada la tiranía militar
los sacerdotes que estaban con su pueblo fueron carne y/o testigos de la fuerza
de la ilegitimidad legalizada de las autoridades de la época. Pierre Dubois al
no rendirse él a su rebaño al miedo que se buscaba sembrar fue tildado por los
poderosos de la época como un signo de división. Tanto así, que el sector hoy
en el gobierno le negó en primera instancia la nacionalidad por gracia.
Dubois creía en que los pobres no
tienen que pedir ayuda a los ricos o al Estado, si no que éstos debían
retribuir el trabajo ajeno y la comodidad propia de mejor manera: de otro modo
era un robo (la pobreza es violencia). No era una idea nueva: cuando la nobleza
no entregaban parte de su riqueza al pueblo llano los sacerdotes negaban la Comunión
en público por entender que estaban en pecado mortal manifiesto. Se fue
relajando la Iglesia en materia de explotación del hombre por el hombre. Las
condenas conjuntas desde la Doctrina Católica al Capitalismo (y al derivado
comunista de éste) con los años son meros saludos a la bandera mientras se
controlan acciones de empresas cuestionables desde la jerarquía, siendo la voz
de la comunidad de Dios retrotraída a condiciones de épocas ocuras.
No era la Iglesia dirigida por Juan
Pablo II donde Pierre iría a estar más tranquilo: se expulsaba a sacerdotes con
estas ideas y otras cercanas a la Teología de la Liberación (Cercanas a la
doctrina clásica de la Iglesia) pero que se organizaba para la protección de la
pederastia y corrupción. Ver al mismo Papa reprender personal y públicamente a
Ernesto Cardenal en Nicaragua, pero recibir reiteradamente a Maciel Macías era
muestra viva de lo que ocurría. Lo que se hizo con el Cardenal Silva Henríquez,
recurriendo a un resquicio que casi no se ocupaba, para no incomodar a Pinochet
no fue menor.
Iglesia es la Asamblea del Pueblo de
Dios, cuestión a la que apuntaba el Concilio Vaticano II. Entendido así por los
Papas que lo hospedaron junto a cardenales y obispos participantes. Años
después, Juan Pablo I quiso incluso profundizarlo, pero su sucesor excathedra
rompió con esta visión. Se acentuó la Infalibilidad Papal, que en origen
pertenecía al Emperador de Roma (él era cabeza política de la Iglesia), por
ello se explica que se hablara contra el condón en países con un 80% de
población afectada de SIDA. Sus ovejas estaban lejos de su preocupación, sólo
para su servicio u obediencia. Era un personaje para los medios: escenificaciones
con coreografías y discurso para el impacto comunicacional. Pierre Dubois era
una persona para su pueblo y con un discurso que estaba arraigado en su
realidad, no imponía, desnudaba la verdad
Ver llegar a Pierre a la Catedral
donde la Curia lo esperaba en escaso número es sólo una expresión de la
sintomatología que tiene la Iglesia Católica alejada de su pueblo, ese que
lleva su féretro para reconocer al verdadero Pastor, el que cuida de sus ovejas
poniéndose en segundo plano. Son para él mis respetos y reconocimiento, un
sacerdote de la Iglesia en la que creo, aún.
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