El universo está a mi favor.
Francisco Javier Larraín S.
19 de Mayo de 2011
Escribo esto a varios kilómetros de ninguna tierra
firme. Voy más rápido de lo que conscientemente he ido jamás. El avión se ha
movido algo, voy en avión camino a Europa. Cruzar “el charco” para debutar en
aviones es mi viejo estilo de asesinar mis miedos de manera brutal. Un estilo
incomprendido pero que me ha servido para avanzar.
Mientras preparaba este viaje a mi cabeza llegaban
momentos de antes, de mis otras vidas, de pellejerías y de mañanas en colegios
municipales. Momentos en los que a nadie, ni a mí, pareció importarle mi
futuro. Volar en este instante es una manera de asumir que esas vidas quedan
atrás y que ahora comienza otra vida.
Pienso en las vidas más nuevas que he comenzado a
vivir: casado y padre son las que más me estimulan. Hace un tiempo también he
comenzado a disfrutar de la amistad que desinteresadamente me entregan personas
que potencian mi destino. Antes tuve buenos amigos, es cierto, pero fue en una
vida que no mejora mi autoestima y autoimagen.
Un tipo que ha inspirado buena parte de mi andar dice
que el universo está a su favor en una de sus canciones, cuesta asumirlo como
cierto cuando ha cumplido un año en estado de coma porque se le hacía necesario
el consumo de cocaína y sildenafil para sostener una relación con una chiquilla
muy menor. A pesar del precedente del gran músico, el universo conspira a favor
cuando uno tiene que esforzarse un poco en darse cuenta que, a pesar de que
muchas veces en realidad no es así, de todas maneras hay ámbitos de la propia
vida que uno puede optar, pareciendo que el destino parece curvarse sobre uno.
La llamada inesperada de un amigo que se echa de
menos, es la certeza de saber que algo bueno que se intuye termina pasando.
Sólo se necesita ser más responsable con lo que llega, y con uno mismo, que es
el actor de la vivencia. El único tributo a pagar para estar acá fue y será una
dosis importante de esfuerzo, que pagaré gustoso.
Hoy vivo que todo se ha dado para poder estudiar
algunas semanas en Europa: una esposa que me apoya y me estimula a seguir
adelante; un jefe que me estimula a seguir perfeccionándome, amigas y amigos
que me desean bien y me ayudan a salir de mi cascarón, y compañeros de trabajo
que me hacen ver su orgullo. Hoy no vuelo solo, estoy con mucha gente que me
puso en este vuelo. Me tendrán rindiendo académicamente, paseando por lugares
que apenas me atreví a soñar. Me acaban de decir que se me abre no sólo París,
Londres y Madrid, aparece en perspectiva Roma (no es la gran cosa pero sirve
para ver).
El destino, la Providencia, la suerte, o el universo
me han puesto acá. Todo se dio, las cosas ocurrieron y me encuentro acá,
pensando en una confesión para aquellos lectores de este medio que puedan
preguntarse dónde me he metido. Pues bien, algo iré contando desde el viejo
continente, con más reflexión que esta ducha de sensaciones y emoción atrapada.
Ya estaré completamente de vuelta, conmigo y con ustedes.
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