martes, 2 de julio de 2013

El Secuestro tras el Desalojo



El Secuestro tras el Desalojo
Francisco Javier Larraín S.
4 de Mayo de 2013

Hace unos días atrás se cerraron las inscripciones de candidaturas a las primarias. Hasta allí todo era como debiese esperarse, mal que mal, la Concertación debe favores de inscripción de candidatos a Longueira, no se le negará la sal y el agua.
El 5 de Octubre de 2010, para el vigésimo segundo aniversario del triunfo del NO, la Concertación firmó un documento con siete compromisos para mantener la unidad y ponerse a prueba frente a la población. Uno de ellos era la definición de candidatos por primarias en todo el país. Eso no ocurrió, justamente tomando mucho riesgo (al verse el tamaño de su masa electoral), Renovación Nacional decidió realizar primarias para definir candidatos en algunos distritos. Qué notable paradoja.
¿Por qué no se habrían realizado primarias el 2013 si la condición pública de permanencia de la Concertación se supeditaba a la ratificación de sus candidatos por voto popular? La respuesta es fácil: después de 2010 vino un 2011 de movilizaciones como no se habían visto en la historia reciente de Chile. El grupo político autoerigido como representante de los sueños de la mayoría se vio desnudado en la complicidad del daño a la población en una proporción gigantesca: en 20 años no tuvieron voluntad en lo que gobiernos conservadores de otros países podían demostrar (Salud y Educación gratuita), llamando “socialismo” a una República, cosa de engañar por el miedo.
Se establecieron las primarias y se liberó el voto, tanto a los no inscritos como en la obligación de votar que ya no haría preso a quien votara. Pero esa oportunidad se dejó pasar, por una razón tan simple como obvia: si se imponen candidatos desde las cúpulas la cantidad de jóvenes motivados a votar será menor (la gente que se siente distante no va a votar en primarias), y se mantendrán los esquemas de decisiones y composición de la dirigencia concertacionista.
Tras el Desalojo que pregonó Allamand para sacar a la Concertación de la presidencia, la dirigencia concertacionista hoy ejecuta el Secuestro de la Concertación a sus bases. No hay espacio público efectivo donde las masas de la concertación, acostumbradas al voto como democracia, puedan decidir, se secuestra la soberanía popular.
Discursear sobre las necesidades de la población, restándole a la misma la capacidad de tomar decisiones para establecer los caminos a seguir es una estrategia miserable, pero es la menos mala a seguir por aquellos que nos han hecho creer que les interesaba la participación y atender las demandas populares. Cerrar la Concertación a la participación es cuidar la dirigencia de la misma, pero no es cuidar su continuidad.
Es tal el “refresco de ideas” que discursea la Concertación que su candidata favorita es una expresidenta que después del pingüinazo de 2006 respondió con represión a estudiantes, mujeres, usuarios del transporte público tras el crimen del Transantiago, etc.; Harboe figurando en cuestiones dudosas como Hinzpeter y personeros pidiendo vincular a las FARC con los mapuches a  Estados Unidos (Previa Ley Antiterrorista para lo comunicacional).
Consultado en Tolerancia Cero, hace algunas semanas sobre la novedad de Bachelet en un segundo gobierno, Camilo Escalona ratificó mis sospechas: viene a hacer lo mismo. Ni más democracia, ni más participación. Camilo Escalona que tiene un peso significativo nos viene a decir que en realidad lo que dice Bachelet debe ser puesto en remojo. No es tan grave, es lo mínimo que puede hacer como adulto, siempre.

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