Y se nos viene la Primavera
Francisco Javier Larraín Sánchez
13 de Septiembre de 2011
Estos días la temperatura ha
comenzado a agredir menos las articulaciones y espalda de los ciudadanos de la
Región. Continuamente el ambiente del 18 irá plagando cada espacio de la ciudad
para que nos sintamos parte de algo, iremos borrando algunas divisiones
pretendiendo que esta es una fecha que convoca a reunión. Yo me refugiaré en mi
familia y me elevaré en la sonrisa de mis hijas (los volantines nunca se me
dieron).
La ciudad que me acoge laboralmente
cobra nuevos colores y luces, seguramente incluso algo de alegría y optimismo
comenzará a desbordar e inundar el ambiente. Yo mismo me encontraré contento
compartiendo comidas de dudosa integridad nutricional, como miles.
Disfrutaré de eso que nos da la vida
y que colma el espíritu: la realidad más simple de las cosas que sí valen la
pena. Si el lucro garantizara la calidad de lo que se recibe frutas, verduras y hortalizas no serían
mejores en ferias y verdulerías. Y comparaciones así nos sobran, la impostura
de lo contrario es simple propaganda, y un insulto a la inteligencia.
Disfrutaré deseando para mi pueblo
lo mismo, hemos sido bastante golpeados por tragedias las últimas semanas. Un
18 que sea catártico, un 18 para dejar ir el invierno e invitar al
florecimiento de nuevas cosas; dejar nuestra organización socioeducativa por
una moderna, lejos del neofeudalismo del que hoy se disfruta por quienes de
este orden se profitan. Un 18 que marque el comienzo de una época para la
Patria, donde todos sus hijos puedan beneficiarse de las oportunidades que
prodiga. Un 18 para dejar atrás la esclavitud de quienes deben cuidar un puesto
de trabajo para apenas subsistir. Fiestas Patrias, que sean fiestas y que sean
para los hijos de la Patria.
Un aniversario nacional que sirva
para unirnos por algo más que el orgullo vano de una bandera cuando no se la
merece. Para enorgullecernos hoy de la bandera, la Patria debe aparecer. La
Patria es una madre que se adora, que prodiga y por la que se debe trabajar y
entregar lo mejor de cada uno. En la medida que esa Patria exista, poco a poco
se verán los frutos; no tiene sentido pensar que la gente hoy no da lo mejor de
sí y por eso se debe mantener el orden de cosas: para tener los frutos de un
árbol primero ha de plantarse y alimentarlo.
Los mejores frutos de la Patria hoy
están segregados, algunos mejor nutridos de ideas y de capacidades, la gran
mayoría está sin alimento, abandonado a sus inviernos y expuestos a los hielos
crediticios.
Por cada persona que deja de
estudiar, o que debe endeudarse sin certidumbre de sus talentos ni futuros
empleos y calidad de éstos, es el país el que pierde. Es el país el que no
recibirá los mejores frutos de cada hijo de esta tierra.
Es el país el que se pierde el desarrollo cada día que pasa cuando no
hacemos nuestro el bien para el país. No se mejora si se cree que es mejor
potenciar la segregación a través del crédito y evaluaciones de calidad
centradas en cualquier cosa menos que el niño aprenda (memorizar para el SIMCE
es trampa) o que el estudiante de educación superior también (desertar estropea
el negocio, bajan las exigencias).
Felices Fiestas, construyamos una Patria para todos.
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