Ratzinger
y el freno en el Banco Vaticano
Francisco
Javier Larraín S.
16 de Febrero de 2013
El viernes pasado comenté sobre el
Banco Vaticano y que el papa Ratzinger asumió la titánica tarea de reformarlo
tras décadas de tratos con lo más detestable de la sociedad. La renuncia, en la
fecha aniversario del reconocimiento del Vaticano por parte de Italia, sigue
generando reacciones.
El mismo viernes pasado Benedicto XVI nombró un
nuevo presidente para el Banco Vaticano, el IOR (Instituto para las Obras de
Religión). La plaza que dejó libre el 24 de Mayo de 2011 Ettore Goschi Tedeschi
(Opus Dei, de familia numerosa), quien tenía como encargo de Ratzinger sincerar
la situación de las cuentas vaticanas para cesar la presión de USA sobre la
oscuridad de los orígenes de los fondos depositados. Pero, en el intertanto,
Tarcisio Bertone quería desviar fondos al hospital de un amigo, cosa que a
Benedicto y a Goschi Tedeschi no les parecía. Finalmente, a través de la
insidia y el acusar falsamente, Bertone, a través de Marco Simeon (director de
la RAI Vaticano) logra despedir al
director del Banco, a consecuencia de esto USA declara al Banco Vaticano como
plaza de lavado de dinero para tráfico de armas, drogas y del terrorismo. El
banquero entregó copias de documentos en caso de aparecer convenientemente
muerto; pero como Dino Boffo, sólo cayó víctima del rumor de Bertone asociado a
alguien con un serrucho afilado. O como Monseñor Carlo María Viganò, quien le
pide a Ratzinger mantenerlo para frenar la corrupción en adquisiciones, pero
Bertone lo “promueve” a Estados Unidos.
¿De dónde vienen estas afirmaciones?
De la filtración de documentos del secretario del papa, Paolo Gabriele. Vendió
textos a medios y periodistas, fue condenado, pero Benedicto le absolvió. Los
documentos nos vienen a dar cuenta de la soledad en la que el papa saliente se
encuentra. La curia, que gobierna los últimos años de Juan Pablo II, y tomaba
el poder de varios asuntos no está de acuerdo en la transparentación de la
Santa Sede y mucho menos de su Banco. Ratzinger
pone a Bertone porque se conocían en la Congregación para la Doctrina de la fe,
era más extrovertido que él. Y eso hizo que lo usara como rompehielos y persona
en la que podía descansar.
El caso, es que Benedicto nomina a
una persona con gran entereza en la dirección del Banco Vaticano, el alemán
Ernst Von Freyberg, caballero de la Orden de Malta (logia más poderosa que la
P2 o la P4 que opera en el Vaticano hoy) y constructor de buques de guerra (negociar
con gente que amenaza o tiene poder es lo suyo). Benedicto, como uno de sus
últimos gestos, ha quitado la llave del dinero a Bertone.
Cuando el 28 de Septiembre de 1978
muere Juan Pablo I muchos observaron el hecho de haber indicado que la iglesia
debía estar con lo que sufrían y que iniciaría investigación sobre el Banco
Vaticano. Benedicto supo no correr la misma suerte (aunque toma riesgos
quedándose a vivir en Roma), y von Freyberg seguramente no correrá la suerte de
Roberto Calvi (ahorcado con ladrillos en sus bolsillos), o Michele Sindona
(café con cianuro).
Benedicto cierra su pontificado
llamando a instaurar de una vez el Concilio Vaticano II, trabajo de prelados
que impone control al papa a través de las comunidades católicas del mundo. Seguramente
nada de lo anterior habría ocurrido, quizás este sea el momento, aunque por
quienes irán al cónclave poco probable.
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