Vacaciones con Sentido
Francisco Javier Larraín
18 de Diciembre de 2010
Se nos vienen días más
descansados y pasarla bien es la consigna para esta temporada, estoy de acuerdo
puesto que nada merece más la gente que un descanso junto con el esparcimiento
necesario. El punto es lo que entenderemos por pasarla bien, una temática que
en las cátedras de Orientación Familiar da pie a conversaciones muy ricas
puesto que se busca potenciar es una persona lo más entera en sus capacidades.
Me nace la inquietud sobre
esto de “pasarla bien” quizá desde lo que recuerdo de filosofía aristotélica,
donde las personas (que no son perfectos como los dioses, y que deben estar por
sobre las bestias para no serlo) están “condenadas” a llevar una vida lo más
enaltecida posible desde las capacidades intelectivas y la convivencia social. De mis años de trabajo en terreno en
Santiago me di cuenta que en los domicilios de sectores medios y populares
escasean libros, revistas y diarios. Da pena que la idea de lo aburrido se
extendiera sobre cosas que no lo son. El adiestramiento habitualmente ocurre
sin mucho cuestionamiento y un acostumbramiento pasmoso, lo sabemos desde las
Ciencias Sociales.
Se nos enseñó que el
pasarla bien era entrar en la negación de la idea de ser más que sólo un
estudiante, trabajador, etcétera. Es la negación completa de lo que cada
persona es, basta ver los niños con su boca y atención abiertas a los
“contenidos” de la televisión, trabajadores que su familia no ha visto en todo
el día y que después de llegar a casa y compartir en la mesa enciende la
televisión para ser arrullado en el sillón de la casa. Vaya culmen evolutivo.
Durante el año laboral,
en nuestra sociedad racionalizada, que mide en virtud de la producción que
podamos demostrar en una pequeña parte de nuestro infinito potencial (amo en su
exigencia y variedad mi trabajo), la gente queda atrapada de cuerpo y
consciencia de sólo un espacio de desarrollo personal. Las vacaciones son
precisamente el período del año en el que somos libres de poder elegir qué
ámbito de nosotros podemos cultivar sin tanto ahogo. Idiotizarse es rendirse, el
poco espacio de libertad se entrega para olvidar cualquier otra expresión
individual que no sea estudiar o trabajar, olvidar que somos más y que
merecemos más. “Borrarse” para no ser.
Junto con lo anterior,
es sabido que para mantenerse lúcido se deben tener “aceitados” los enlaces
neuronales. Por ello reconozco el esfuerzo meritorio y necesario que hace “El
Tipógrafo”, un medio que otorga tanto espacio a la reflexión no es un mal
compañero, si bien no es literatura “cabezona” es un regalo necesario cuando
leer es un ejercicio que se fomenta poco, incluyendo la excusa habitual de lo
caro que es, siendo que hace un año sólo quedaban 3 comunas sin biblioteca
pública, que hay clásicos que al ser impresos no se viola ley de propiedad
alguna, y existen mil salidas a esto..
Invito entonces a la
gente a desarrollar su propia emancipación, no es necesario leer todo el día.
De hecho, lo que es necesario es que ahora que se abren las rejas no se queden
en su celda con la televisión o el carrete, que están bien, pero no puede ser
todo. El sentido de las vacaciones es uno mismo.
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