El
lucro o la decencia para los hinchas
4 de Noviembre de 2011
Francisco Javier Larraín
Escribo una vez concluida la
elección de quien le robó el negocio universitario a su padre como
representante de la ANFP y justo cuando conozco al mismo tiempo que Su
Excelencia ha destinado fondos de todos los chilenos para remozar los estadios
de clubes que curiosamente votaron por el beneficio accionario del club del que
aún es dueño, incluyendo el estadio donde juega el club en que el Ministro de
Educación tiene participación de la propiedad. Mi sentido de decencia me fuerza
a cuestionar un asunto que, puesto que como se mira al resto, debe uno haga introspección
a los suyos y a las cosas que son propias y también avergüenzan. Pero reconocer
también a quienes han hecho lo correcto.
El club al que sigo es Universidad
Católica, si bien estudié en la Universidad de Chile, a mi alma máter le enajenaron
de manera penosa y tramposa en los ’80, ahora asumido el nombre de fantasía por
Azul-Azul S.A., sólo el contrato de arriendo por el derecho a usar el nombre es
lo que vincula a la Universidad con el club, cayendo muchos incautos en que
algo tienen que ver (lo mismo Colo-Colo). Evidentemente tras los recientes
hechos en la ANFP, lo de Cruzados S.A. es algo que repensaré en mi gusto
futbolístico. No soy un borrego cautivo.
Revisando la prensa me entero que el
club O’Higgins de Rancagua ha votado por la lista de Mayne-Nicholls, me lo
esperaba. Me parece una gran noticia que el lugar donde trabajo esté a una
cuadra de una Sociedad Anónima que vota
sin entregarse por beneficio pecuniario, el fútbol antes que la ganancia fácil.
Una empresa que entiende que el producto es más importante que el lucro
inmediato es una empresa que persiste, puesto que en la gimnasia de buscar
tanta ganancia oportunista la posibilidad de caer en esos ingresos es mayor. La
decencia les empuja a no vender un producto malo.
Me confirma en mis convicciones el
hecho que Ricardo Abumohor guía al club. Considerando que bajo su mandato en la
ANFP Chile logró ir al mundial mostrando goles y encantando gente.
Evidentemente en un proceso menos lucido en comparación al que está
concluyendo, pero muy exitoso en comparación a los anteriores. Sintomático es
que también su gestión terminara entregando a una dirección que dio paso al
negocio que sacrificaba al fútbol: campeonatos con play-offs que sacrificaban
la calidad de lo mostrado, sin descenso. Ni hablar de lo errado que en muchos casos
fue forzar la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas en muchos clubes,
donde algunos han sido capaces de sacrificar el fútbol (su rubro) por la
especulación (fondos del CDF).
Repugna que ciertos clubes pretendan
mayor participación en los derechos de transmisión, puesto que esos clubes que
se creen grandes no lo serían sin rivales, ni formación asegurada de cantera de
nuevas generaciones de rivales (de cuya venta al extranjero lucran mejor). Más parece
arreglar la pelea por desigualdad de condiciones aseguradas a mejorar la
calidad de lo que cada club pueda dar. La excusa de mayoría de abonados sean de
clubes grandes tiene el mismo contrapunto: no tendrá nada bueno que ver si los
rivales están despotenciados, asegurando, nuevamente, que nuestro fútbol sólo
llegue a la velocidad de crucero de una tortuga.
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