Jorge
González y el concepto del arte
Francisco
Javier Larraín S.
28 de Febrero de 2013
Después de la
última presentación de Jorge González en el Festival de Viña comenzaron a
aparecer en la prensa de corriente central críticas sobre lo que debe hacer un
artista o de lo que se hace para respetar al público. Claro que varios de los
críticos son conocidos participantes, posicionadores o asesores de campañas de
los aludidos por González Ríos. Incluso, comenzaron a hacer el loco declarando
lo que era el arte…
Desde la
Antropología, una de las ramas de las Ciencias Sociales, se define Arte (según
Cassirer) como aquello que hace la humanidad para representar su realidad
(material o mental, hay que acotar). Es decir, el arte, pese a lo que muchos
puedan pensar desde otras escuelas de pensamiento no científicas no es el
embellecimiento de la realidad o la búsqueda de la belleza, puesto que
conceptualizarlo y evaluarlo de manera cosificada es imposible.
Jorge González
cuando hace un show normalmente recurre a la realidad más material en sus
primeras composiciones para ir pasando a declaraciones sobre mundos íntimos que
ocurren donde la masa no llega pero son, sin embargo, reconstruidas en sentidos
que otorgan ese peso de lo personal para muchos (Disco Corazones y su primer
disco solista). Sus composiciones han pasado de lo material a lo espiritual en
muchos pasos, si se quiere mirar desde esa perspectiva.
En Chile que
un artista tenga opinión de la realidad de su polis es bastante escaso, muchos
que pasan por avezados progresistas no pasan del eslogan en entrevistas más
largas. La música de González no es separable de su letra (cantada y
discurseada), asumir que no podrá expresar de modo más terreno lo que Cerati
dice en lenguaje huidobriano entre canción y canción es miserable con el
artista. El show es todo lo que ocurre, no hay tal cosa como aprovechamiento de
la tribuna para despotricar, es un fenómeno integral. Un artista que compone
sobre la polis es coherente cuando habla de ella.
La música pop es también un bien de mercado, y
para ello esas canciones que resuenan en la gente que la elige dentro del
esquema tiene legitimidad, lo que es un problema de la consistencia del
sistema, y no del exPrisionero que juega con las reglas que se le dan. Por ello
es que se comete una deshonestidad cuando se exagera aquello polémico en vez de
considerar la integralidad de lo entregado como fenómeno, desde la llegada a
las instalaciones donde se produce el evento, lo que ocurre sobre el escenario
y cerca de él. Es exactamente la propuesta de él, la consistencia de lo que
vive dentro y fuera del escenario, incluso en épocas dolorosas seguía siendo
penosamente consistente.
Lo que me
llama la atención del ambiente que cree saber de artes y estética, pero que
asesora y apoya a la clase política que potencia en lo profundo lo contrario,
es que trate de invisibilizar la situación pendiente con Bolivia, el punto
donde González argumenta bastante bien (pero es desconocido de manera masiva y
ocultado en la historia que se enseña en los colegios), donde parece retornar
el fantasma de las operaciones de Falsa Bandera como las que vimos en las
calles de nuestro país el 2011. Ojalá González, humano como es, se equivoque
esta vez.
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