El riesgo de una
guerra con Irán.
Francisco Javier Larraín
12 de Enero de 2012
Mucho ha estado sonando
estos días el escalamiento de las tensiones entre el eje Americano-israelí con
Irán y muchas veces, Siria. Hemos asistido a una época donde la invasión del
espacio aéreo iraní ha resultado en la vergonzosa captura de un dron por los
avances técnicos de los invadidos; en atentados terroristas contra personal que
trabajaba en el programa de energía nuclear (visado por la Organización
Internacional de Energía Atómica y entendido como pacífico). Mucho se lee, pero
poco se entiende ¿Cómo nos afectaría el eventual enfrentamiento entre Israel y
Estados Unidos contra Irán-Siria? Ni hablar que Rusia y China han expresado
solidaridad anticipada con Siria e Irán.
Para explicar el cómo
nos veríamos afectados por una conflagración de ese tamaño hay que desarrollar
algunos elementos que permitan la fácil comprensión de los lectores. Partiré
diciendo que Irán es una reserva petrolera mucho más grande que Irak, y que
conforma una sección del mapa clave para el desarrollo Chino, Ruso y de la
India. Esa sección del mapa comprendida por Irak, Arabia Saudita, Irán,
Afganistán y Pakistán se ha mantenido inestable en estos últimos años
(Añadiendo, al saltar en el mapa Israel, a Libia y Egipto). La chispa de una
guerra en esa zona vuelve a complicar mucho las cosas en los países mencionados
en su orden interno y en su relación con Estados Unidos arriesgando una
eventual suma al conflicto.
Otro elemento a
considerar es que Irán reclama soberanía en el Estrecho de Ormuz, sitio de
tránsito de un tercio de la producción petrolera trasladada en barcos (por si
no lo han notado Chile no tiene oleoductos con Oriente y hemos sufrido en los
bolsillos tensiones y conflictos de Libia, Egipto e Irak), y lo tiene cerrado a
barcos de guerra americanos e israelíes, quienes han anunciado maniobras de
guerra en la zona, lo que se considera una provocación abierta (ninguno de esos
dos países limita con la zona).
Junto con ello, hace
unos años atrás, Irán declaraba que contaban con 11 mil cohetes dirigidos sobre
instalaciones petroleras en Arabia Saudita y Yemen, junto con objetivos civiles
en esos países, como también Israel y Georgia. Estos, lanzables en el lapso de
dos minutos, lo que es incontrolable para las tecnologías antimisiles tipo
Patriot. Pensar en los grandes sabotajes a oleoductos en países vecinos no es
aventurado.
Si la guerra durase un
mes debemos pensar en cuánto aumentará el precio del petróleo y los bienes que
dependen de él (les cuento que todo se transporta, se fabrica, se abona y se
fumiga con derivados del petróleo). Incluso con una guerra de una semana se
establece que no necesariamente el suministro de petróleo al día siguiente de
la guerra estará disponible, sea por misiles, o por imposibilidad de tránsito. Analistas
estiman el litro de bencina a $1,200 a $1,500 pesos el primer mes de conflicto.
No se anticipa corto, la población es más leal a la
República que a otros gobiernos de la zona: las autoridades son elegidas y hay
protección social.
Esa guerra que está
amenazando hace años en nuestras cabezas se ve hoy más cercana que antes.
Además, la situación económica iraní producto de las sanciones implica que la
acción bélica debe tomarse pronto, antes de quedar despotenciados de respuesta.
Esperemos que, una vez
más, nada pase. Pero he cumplido con mi rol de comunicar implicancias y
potencialidades de los riesgos para nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario