lunes, 1 de julio de 2013

El riesgo de una guerra con Irán.



El riesgo de una guerra con Irán.
Francisco Javier Larraín
12 de Enero de 2012

            Mucho ha estado sonando estos días el escalamiento de las tensiones entre el eje Americano-israelí con Irán y muchas veces, Siria. Hemos asistido a una época donde la invasión del espacio aéreo iraní ha resultado en la vergonzosa captura de un dron por los avances técnicos de los invadidos; en atentados terroristas contra personal que trabajaba en el programa de energía nuclear (visado por la Organización Internacional de Energía Atómica y entendido como pacífico). Mucho se lee, pero poco se entiende ¿Cómo nos afectaría el eventual enfrentamiento entre Israel y Estados Unidos contra Irán-Siria? Ni hablar que Rusia y China han expresado solidaridad anticipada con Siria e Irán.
            Para explicar el cómo nos veríamos afectados por una conflagración de ese tamaño hay que desarrollar algunos elementos que permitan la fácil comprensión de los lectores. Partiré diciendo que Irán es una reserva petrolera mucho más grande que Irak, y que conforma una sección del mapa clave para el desarrollo Chino, Ruso y de la India. Esa sección del mapa comprendida por Irak, Arabia Saudita, Irán, Afganistán y Pakistán se ha mantenido inestable en estos últimos años (Añadiendo, al saltar en el mapa Israel, a Libia y Egipto). La chispa de una guerra en esa zona vuelve a complicar mucho las cosas en los países mencionados en su orden interno y en su relación con Estados Unidos arriesgando una eventual suma al conflicto.
            Otro elemento a considerar es que Irán reclama soberanía en el Estrecho de Ormuz, sitio de tránsito de un tercio de la producción petrolera trasladada en barcos (por si no lo han notado Chile no tiene oleoductos con Oriente y hemos sufrido en los bolsillos tensiones y conflictos de Libia, Egipto e Irak), y lo tiene cerrado a barcos de guerra americanos e israelíes, quienes han anunciado maniobras de guerra en la zona, lo que se considera una provocación abierta (ninguno de esos dos países limita con la zona).
            Junto con ello, hace unos años atrás, Irán declaraba que contaban con 11 mil cohetes dirigidos sobre instalaciones petroleras en Arabia Saudita y Yemen, junto con objetivos civiles en esos países, como también Israel y Georgia. Estos, lanzables en el lapso de dos minutos, lo que es incontrolable para las tecnologías antimisiles tipo Patriot. Pensar en los grandes sabotajes a oleoductos en países vecinos no es aventurado.
            Si la guerra durase un mes debemos pensar en cuánto aumentará el precio del petróleo y los bienes que dependen de él (les cuento que todo se transporta, se fabrica, se abona y se fumiga con derivados del petróleo). Incluso con una guerra de una semana se establece que no necesariamente el suministro de petróleo al día siguiente de la guerra estará disponible, sea por misiles, o por imposibilidad de tránsito. Analistas estiman el litro de bencina a $1,200 a $1,500 pesos el primer mes de conflicto.
No se anticipa corto, la población es más leal a la República que a otros gobiernos de la zona: las autoridades son elegidas y hay protección social.
            Esa guerra que está amenazando hace años en nuestras cabezas se ve hoy más cercana que antes. Además, la situación económica iraní producto de las sanciones implica que la acción bélica debe tomarse pronto, antes de quedar despotenciados de respuesta.
            Esperemos que, una vez más, nada pase. Pero he cumplido con mi rol de comunicar implicancias y potencialidades de los riesgos para nosotros.

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