De la imprenta
a la red, los cambios servidos para la gente
Fran cisco
Javier Larraín
30 de Enero de 2011
Normalmente no pensamos en que la
imprenta, que acelera notablemente la capacidad de copia y publicación a
niveles no vistos hasta las modernas impresoras tiene poco más de quinientos
años, mucho menos estamos conscientes que tiene injerencia en lo que ocurrió en
occidente.
Gracias a la imprenta se filtró a
la población la Biblia, que el obispado de Roma prohibía leer, esto proveyó de
mayor fondo a la Reforma Protestante de Martín Lutero y la Contrarreforma
Católica, especialmente a través de los jesuitas. La principal enseñanza de
ambos movimientos estuvo en que ahora se podría salvar el creyente a través del
conocimiento de las escrituras, leer era la consigna para salvarse.
La imprenta fue el detonante no
sólo de la búsqueda de salvación espiritual, fue también el medio que se usó
para la fundación de los estados nacionales a partir de la propagación de las
ideas de libertad y de pueblo como soberano eligiendo a un mandatario que no es
el que manda, es el mandado por el pueblo.
Así entonces, después de la
imprenta, comenzamos a tener alfabetización, países y, más o menos,
democracias. Quizá Gutenberg no tenía en mente lo que iba a ocurrir tras de
eso. En una de esas la idea de ser considerado alemán no le atrajese. Menos que
la gente pudiera derribar un gobierno que era considerado herencia divina
inmutable.
En esta última quincena Túnez,
Egipto, Yemen y Gabón (países con menos desigualdad que Chile según Naciones
Unidas, pero muy tiranizados) han vivido procesos de luchas internas para hacer
caer a quienes se lucran del trabajo ajeno con la excusa de gobiernos de
salvación y/o seguridad nacional. Hasta acá, suena bonito, sospechosamente
parecidas a las revoluciones de colores que cambiaron tiranías por otras
tiranías.
Lo que llama la atención,
particularmente en Egipto, es que el gobierno que ostentaba Mubarak como medida
de control lo que hace es desconectar la red y la mensajería de los teléfonos
celulares. Normalmente lo que se hace para controlar a la población es darles
internet y mensajería para que se desahoguen virtualmente y no se manifiesten.
Pero el caso egipcio logra sentar un precedente: cuando ya es demasiado el
espacio para distraer a la masa puede ser utilizado contra los que dirigen los
destinos.
Quizá es una buena idea que la
población de occidente vuelva a ser ciudadana de pleno ejercicio, y utilice
estos medios de control como medios de expresión. En todo caso, en el caso
egipcio, todo parece indicar que la libertad no es lo que va a llegar, puesto
que el extremismo islámico se ha posicionado mejor, habiendo destruido
reliquias de los museos durante las noches de revuelta. No hay que olvidar, que
así como hay quienes gustan de leer y pensar, hay otros deseosos de formar
piras con libros y de aplicar bastonazos en cráneos.
Se inflama África y yo pensando
en la historia de las comunicaciones y en el destino del conocimiento. Un medio
de comunicación como este, aún de carácter regional, refleja precisamente esa
construcción que hace el espíritu humano en búsqueda de ser más y mejor, tantos
anhelos para seguir creyendo en la especie me hace querer confiar, incluso en
el destino de Egipto y de los medios de comunicación.
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