Estado Policial Navideño
Francisco Javier Larraín
25 de Diciembre de 2011
Hoy he visto noticias en televisión
abierta y he observado una situación que expliqué podría ocurrir en su
contexto. Antes de describirla, les recuerdo que creo en los Derechos Civiles y
en el Estado de Derecho; creo honestamente que la gente debe entregarle a Chile
así como tiene toda la opción de exigirle a la Patria una vida digna.
En televisión he visto como en la
población Sindempart un funcionario de prensa fue atropellado por un Retén
Móvil que se dio a la fuga en un contexto que no era álgido, esto frente a las
cámaras de televisión. Dicho lugar está en la capital de la Cuarta Región del
país. Esa fue la respuesta frente a la consulta por la detención ilegal de un
soldador que estaba en calle realizando su labor (cosa que da como mucho para
una multa); frente a vecinos el soldador fue agredido por un funcionario
policial de civil sin identificar, y luego detenido por una patrulla: lesiones
aparte, amedrentamiento de quienes debiesen ser protegidos.
¿Es extraño lo que ocurre en este
caso, es un hecho aislado? La verdad es la consecuencia de la
institucionalización del abuso policial. Responsablemente puedo decir que es
sólo la normalidad que se asumió cuando vimos niños con fracturas rotas que no
ofrecían resistencia al ser desalojados del Mapocho, donde no hubo sancionados.
Cuando no se sanciona el actuar irregular se termina validando esa conducta:
con todo desparpajo vemos en videos en internet a jefes instando a subirle la
falda a las mujeres (donde hay menores de edad) en manifestaciones donde no hay
gritos siquiera. Durante meses a muchos les dio igual que a menores de edad se
les secuestrase y se les sometiera a torturas, acreditadas por las Naciones
Unidas, ante lo que se optó por decir en Cortes Internacionales que esas
salvajadas se cometían porque había violentistas. Es decir, se justifica el
abuso y por tanto se legitima con cualquier excusa que no resiste sustento. Es
decir, derechamente no hay inteligencia en explicar la brutalidad.
Hace una semana el ejecutivo anunció
que apelaría al fallo judicial que imponía el no abuso policial en una
comunidad mapuche. Se entendió que las guaguas mapuche no tenían por qué ser
reprimidas con gases;
cerca de Navidad no queda bonito gasear bebés de lugares pobres. Tal era el motivo de presentación de la queja en
tribunales. Es decir, se anunció que se iría a pedir el permiso en tribunales
para abusar niños pequeños y mujeres en sus casas, tal cual quedó establecido
en proceso. Vaya figura navideña.
Sería una pérdida de espacio
extenderme sobre los miles (acreditados y verificados por tribunales) actos de
abuso en el último año. No me hace mejor persona el callar (o hacer callar)
ayudando con mi silencio a quien lo necesita para violentar personas. No se
hace un mejor país siendo cómplice de tanta barbarie.
Espero que, en estos días en que el
año está de cambio administrativo podamos imaginar un mundo en el que quienes
violan la ley, con o sin uniforme, sean sancionados. Quiero un país donde
nuestros hijos puedan sentirse a salvo, protegidos de delincuentes si quieren
manifestarse y donde la gente no deba temer por sus bienes. Un país donde
parezca que se promueve lo mejor de cada uno hará que la gente se comporte de
ese modo, porque precisamente, se muestra que se llega lejos con el mejor
esfuerzo.
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