lunes, 1 de julio de 2013

Lo que está en juego



Lo que está en juego
Francisco Javier Larraín Sánchez
13 de Julio de 2011

            Es un momento histórico para muchos que deseamos ver a nuestro país avanzar sostenidamente al desarrollo. Antes se ha frustrado esta opción, ya sea por presiones internacionales y la estrechez de miras de quienes profitaban del sistema económico, sumado a esto cierto nivel de ingenuidad de la clase política, que esperaron miradas de grandeza de los chilenos. Hoy es la censura efectiva y la represión.
            El modelo que adopte el sistema educacional es generalmente lo que va a dar cuenta de las apuestas que tenga una nación sobre su desarrollo. No se puede sostener un país desarrollado si las personas que pueden aportar a éste no tienen estratégicamente plantado para ellos un sistema que permita que puedan crear sin la necesidad de endeudarse. Es el país que quiere desarrollarse, y el que ya lo está, el que pierde cuando, por hacer un negocio, se restringe todo lo que se pueda crear. La universidad más importante del país obtiene apenas un séptimo de su financiamiento del Estado, el resto es de fuentes privadas; una locura visto comparativamente.
            Así lo han entendido una serie de países que sostienen su desarrollo, no sobre la base de ideologías pseudocientíficas, (como aquella que indica que el mercado es el mejor asignador de recursos) si no que dentro de la política más realista: se debe garantizar que para la ciudadanía la educación (y la salud) sea gratuita y de calidad, nivelando hacia arriba lo que se va a entregar como programa nacional. La realidad más brutal enseña que con un sistema de Educación se sostiene lo que se alcanza.
Pero hoy muchos entienden desarrollo como el aumento de la riqueza de personas que no invierten para generar empleo (y por ende más riqueza) y que prefieren la especulación financiera con la anuencia criminal de los estados (USA, Islandia, Italia y Grecia como ejemplos). Eso no le sirve a la población, que en realidad ha terminado empobreciéndose comparativamente a su ingreso en relación al PIB,  el desarrollo, para ser útil, debe ser sustentable.
Se acusa ideologización a los estudiantes, pero en realidad no hay prueba histórica o evidencia alguna que indique que un país pueda desarrollarse con un sistema entregado a los privados que tienen una población cautiva en las enseñanza básica y media, y que llega completamente desconocedora de la calidad en Educación Superior. Así desarrollarse, sin Estado, será, como en toda la Historia humana, imposible. Hay más prueba histórica y evidencia palpable de desarrollo sostenido en el tiempo, que no se concentra sólo en los más afortunados, justamente en aquellos que son acusados de ideologizados.
Ahora sabemos que más personas no desean ser sujeto de eterna deuda ante bancos, una sociedad que intuye que se pierde riqueza que se puede crear y que está atrapada de un sistema neofeudal, donde por diseño social quienes están en la cúspide de la pirámide acceden a “esa cosa llamada educación”, y quienes están más abajo viven un sucedáneo, o un simulacro. Cada vez que alguien deja de entregar sus talentos al país porque no acepta, o no puede, ser un deudor nos perdemos mucho, y por miles de personas, a lo largo de estos años nos hemos perdido el desarrollo. Es lo que está en juego, el futuro de Chile.

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