lunes, 1 de julio de 2013

Una sombra en todos



Una sombra en todos
Francisco Javier Larraín S.
18 de Abril de 2011

            Tengo un amigo cruzando la cordillera que es seguidor de Carl Gustav Jung,  hace unos meses tocó en su programa de radio el tema de la Sombra en Jung. Quizá, resulte conveniente revisar a este autor para quienes comienzan un nuevo desafío estudiantil, y a sus familias también.
Algo sobre el autor: comenzó colaborando con Freud, pero sus intereses eran muchos y más amplios que los del fundador de psicoanálisis; integró a Freud en su teorización, incluso defendiéndolo públicamente en lo académico por ser considerado Freud persona “non grata” en esos círculos, puesto que su explicación a la neurosis y/o represión era siempre el trauma sexual, que es algún accidente de carácter sexual vivido en la infancia (y cuyo recuerdo en asociación a algo más genera represión).
La sombra, en teoría jungiana (léase junguiana), para decirlo en sencillo es la parte “inferior” de la personalidad: la suma de disposiciones psíquicas personales y colectivas que no pueden ser asumidas por el consciente dado que es incompatible con nuestra personalidad consciente. Esta sombra, para hacerlo entretenido, se empieza a tornar un ente autónomo que puede poner en cuestión lo que queremos en términos conscientes. Es aquello que somos también, que no queremos asumir y que termina saboteándonos si no lo atajamos.
            Es aquel estudiante que tiene una prueba para la que no tiene facilidad de comprensión, ha conversado en clases, no prestó atención y se fue de juerga el fin de semana anterior, en una carrera que le gusta. Evidentemente la persona es la misma que se farrea la preparación y la que quiere aprobar la carrera. Quizá bastase si en el momento hubiera prestado atención en clases, sin necesidad de inhibirse de una fiesta. Esa “parte oculta” de lo que somos muchas veces puede hacernos trampas, pero debemos aprender a vivir con ella, porque también es provechosa, en teoría jungiana los instintos, los impulsos creadores, reacciones vienen con la Sombra.
            Una de las primeras cuestiones que se debe resolver es que debemos aceptarnos en la mejor medida de lo que podamos asumir, con todo lo que podemos ser. Evidentemente esto se hace a lo largo de la vida, porque cada nueva vivencia va generando cambios en lo que somos. Se debe persistir en el examen personal de lo que es bueno o malo, decente y no.
Nos exponemos a que las cosas salgan de las manos cuando no terminamos de entender quienes somos a cabalidad; en todo caso es fácil entenderlo cuando la sombra como idea se asocia a lo oscuro (duendes, brujas, demonios, presencias, etc). La mejor manera de hacerse cargo de la sombra es teniendo una capacidad autocrítica bien asentada, y la capacidad de analizar si aquello que vemos en los otros en realidad está en nosotros mismos, siendo algo que no queremos asumir.
            Estudiantes que quieren aprobar sin estudiar, padres que quieren tener hijos estudiantes y se los cargan con tareas domésticas si los ven sentados leyendo sus materias, tienen mucho en común.       La sombra es ese otro uno mismo, que se trae a todos lados, toda la vida y que puede tener la capacidad de perjudicar nuestras intenciones si no sabemos vivir con él. Pero tiene la promesa de ser aportar si sabemos entendernos con él; a cada uno le toca su sombra, caminemos la vida dialogando con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario