Una sombra en todos
Francisco
Javier Larraín S.
18 de Abril de 2011
Tengo un amigo cruzando la
cordillera que es seguidor de Carl Gustav Jung,
hace unos meses tocó en su programa de radio el tema de la Sombra en
Jung. Quizá, resulte conveniente revisar a este autor para quienes comienzan un
nuevo desafío estudiantil, y a sus familias también.
Algo
sobre el autor: comenzó colaborando con Freud, pero sus intereses eran muchos y
más amplios que los del fundador de psicoanálisis; integró a Freud en su teorización,
incluso defendiéndolo públicamente en lo académico por ser considerado Freud
persona “non grata” en esos círculos, puesto que su explicación a la neurosis
y/o represión era siempre el trauma sexual, que es algún accidente de carácter
sexual vivido en la infancia (y cuyo recuerdo en asociación a algo más genera
represión).
La
sombra, en teoría jungiana (léase junguiana), para decirlo en sencillo es la
parte “inferior” de la personalidad: la suma de disposiciones psíquicas
personales y colectivas que no pueden ser asumidas por el consciente dado que
es incompatible con nuestra personalidad consciente. Esta sombra, para hacerlo
entretenido, se empieza a tornar un ente autónomo que puede poner en cuestión
lo que queremos en términos conscientes. Es aquello que somos también, que no
queremos asumir y que termina saboteándonos si no lo atajamos.
Es aquel estudiante que tiene una
prueba para la que no tiene facilidad de comprensión, ha conversado en clases,
no prestó atención y se fue de juerga el fin de semana anterior, en una carrera
que le gusta. Evidentemente la persona es la misma que se farrea la preparación
y la que quiere aprobar la carrera. Quizá bastase si en el momento hubiera
prestado atención en clases, sin necesidad de inhibirse de una fiesta. Esa
“parte oculta” de lo que somos muchas veces puede hacernos trampas, pero
debemos aprender a vivir con ella, porque también es provechosa, en teoría
jungiana los instintos, los impulsos creadores, reacciones vienen con la Sombra.
Una de las primeras cuestiones que
se debe resolver es que debemos aceptarnos en la mejor medida de lo que podamos
asumir, con todo lo que podemos ser. Evidentemente esto se hace a lo largo de
la vida, porque cada nueva vivencia va generando cambios en lo que somos. Se debe
persistir en el examen personal de lo que es bueno o malo, decente y no.
Nos
exponemos a que las cosas salgan de las manos cuando no terminamos de entender quienes
somos a cabalidad; en todo caso es fácil entenderlo cuando la sombra como idea
se asocia a lo oscuro (duendes, brujas, demonios, presencias, etc). La mejor
manera de hacerse cargo de la sombra es teniendo una capacidad autocrítica bien
asentada, y la capacidad de analizar si aquello que vemos en los otros en
realidad está en nosotros mismos, siendo algo que no queremos asumir.
Estudiantes que quieren aprobar sin
estudiar, padres que quieren tener hijos estudiantes y se los cargan con tareas
domésticas si los ven sentados leyendo sus materias, tienen mucho en común. La sombra es ese otro uno mismo, que se
trae a todos lados, toda la vida y que puede tener la capacidad de perjudicar
nuestras intenciones si no sabemos vivir con él. Pero tiene la promesa de ser
aportar si sabemos entendernos con él; a cada uno le toca su sombra, caminemos
la vida dialogando con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario