martes, 2 de julio de 2013

Ratzinger, Academia versus Poder



Ratzinger, Academia versus Poder
Francisco Javier Larraín S.
13 de Febrero de 2013

            El día 11, cuando Rancagua no se reponía del impacto tras el infortunio de hinchas del club de la ciudad, Joseph Aloisius Ratzinger, líder religioso de unas mil doscientas millones de personas anunciaba su renuncia. Los Católico Romanos tienen un líder religioso que también es cabeza de Estado.
            Joseph Ratzinger asume el papado con la pesada carga de su antecesor, los casos de abuso sexual infantil, la corrupción de personal vaticano que recibía sobornos. Ratzinger no recibió el cargo como Woytila: su antecesor, Albino Luciani moría una semana después de anunciar investigación sobre el Banco Vaticano.
            En 1939 el régimen obligó ingresar a las Juventudes Hitlerianas a todo joven alemán, a Joseph le tocó en 1942,  en 1944 debía defender Munich del asedio aéreo aliado con 16 años. En ese año también, le tocó detener tanques soviéticos en Hungría pero desertó finalizando la guerra. Fue hecho prisionero, al ser liberado rindió exámenes para ingresar a estudiar Teología Católica y Filosofía.
            Joseph Ratzinger, a diferencia de su antecesor, es un hombre de academia religiosa. Notablemente mejor formado en teología y con la inquietud de reflexionar y dejar por escrito textos que la Iglesia necesitó siglos atrás. Siempre lo suyo estuvo en la forma en la que la razón podría hacerse intelectualmente cargo de desafíos tan grandes como la misma fe, enseñó en Tubinga, practicaba la escucha activa y defendió con lucidez sus posturas religiosas. En la Congregación para la Doctrina de la Fe se debió manejar como un censor severo, alejando de la enseñanza a sacerdotes progresistas, pero amparando a pederastas como era evidente imposición del papa de entonces quien públicamente los calificaba como simples pecados.
            Benedicto XVI comprendió que la Iglesia tenía más opciones de crecer en espiritualidad reduciendo en número los espectáculos que hacían del catolicismo un evento de la cultura pop globalizada. Ratzinger era valiente: cuando Juan Pablo II, de deficiente formación decía algo impropio, él públicamente y antes de una semana lo desdecía y corregía; sin la espectacularidad de uno, el otro se mantenía fiel a la Iglesia.
            Tras la tiranía de Juan Pablo II que borró toda capacidad de participación de la ecclesia y centralizó en sí el poder, cualquier futuro gobernante iba a enfrentar escenarios complejos. Con dos demandas en La Haya, Ratzinger no ha sido propiamente un hombre en paz.
Ratzinger nunca fue el político curial que sí fue Karol Józef Wojtyła. Termina comiendo con sus sirvientes y trabajadores allegados, con poca o ninguna colaboración de la curia romana, se le filtran documentos, amenazado de muerte (con fecha de Febrero de 2013). El cortar los sobornos de Maciel, necesitar aclarar las cuentas vaticanas (USA califica al Vaticano como plaza bancaria de lavado de dinero) que tanto usó Juan Pablo II para encubrir el tráfico de armas y drogas (dicho por su cómplice Zbigniew Brzezinski), y tratar de imponer un nuevo registro le hizo de muchos enemigos dentro. Las presiones de Washington y París para apoyar a los terroristas sirios que asesinan cristianos endilgándoselos a Assad fueron de lo último que hubo de soportar.
Notable papa, débil gobernante: un hombre de academia que se puso en riesgo por sus opiniones muchas veces, pero falto del carácter y rufianead para el gobierno que tiende a rendir en personas con cualidades psicopáticas.
Acabar como Juan Pablo I no le sedujo, Gracias a Dios. Ojalá siga deleitando con sus escritos, en los que comprendo a un hombre que busca a Dios donde otros se rinden.

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