Ratzinger,
Academia versus Poder
Francisco Javier Larraín S.
13 de Febrero de 2013
El día 11, cuando Rancagua no se
reponía del impacto tras el infortunio de hinchas del club de la ciudad, Joseph
Aloisius Ratzinger, líder religioso de unas mil doscientas millones de personas
anunciaba su renuncia. Los Católico Romanos tienen un líder religioso que
también es cabeza de Estado.
Joseph Ratzinger asume el papado con
la pesada carga de su antecesor, los casos de abuso sexual infantil, la corrupción
de personal vaticano que recibía sobornos. Ratzinger no recibió el cargo como
Woytila: su antecesor, Albino Luciani moría una semana después de anunciar
investigación sobre el Banco Vaticano.
En 1939 el régimen obligó ingresar a
las Juventudes Hitlerianas a todo joven alemán, a Joseph le tocó en 1942, en 1944 debía defender Munich del asedio
aéreo aliado con 16 años. En ese año también, le tocó detener tanques soviéticos
en Hungría pero desertó finalizando la guerra. Fue hecho prisionero, al ser
liberado rindió exámenes para ingresar a estudiar Teología Católica y Filosofía.
Joseph Ratzinger, a diferencia de su
antecesor, es un hombre de academia religiosa. Notablemente mejor formado en
teología y con la inquietud de reflexionar y dejar por escrito textos que la
Iglesia necesitó siglos atrás. Siempre lo suyo estuvo en la forma en la que la
razón podría hacerse intelectualmente cargo de desafíos tan grandes como la
misma fe, enseñó en Tubinga, practicaba la escucha activa y defendió con
lucidez sus posturas religiosas. En la Congregación para la Doctrina de la Fe
se debió manejar como un censor severo, alejando de la enseñanza a sacerdotes
progresistas, pero amparando a pederastas como era evidente imposición del papa
de entonces quien públicamente los calificaba como simples pecados.
Benedicto XVI comprendió que la
Iglesia tenía más opciones de crecer en espiritualidad reduciendo en número los
espectáculos que hacían del catolicismo un evento de la cultura pop
globalizada. Ratzinger era valiente: cuando Juan Pablo II, de deficiente
formación decía algo impropio, él públicamente y antes de una semana lo
desdecía y corregía; sin la espectacularidad de uno, el otro se mantenía fiel a
la Iglesia.
Tras la tiranía de Juan Pablo II que
borró toda capacidad de participación de la ecclesia y centralizó en sí el
poder, cualquier futuro gobernante iba a enfrentar escenarios complejos. Con
dos demandas en La Haya, Ratzinger no ha sido propiamente un hombre en paz.
Ratzinger
nunca fue el político curial que sí fue Karol Józef Wojtyła. Termina comiendo
con sus sirvientes y trabajadores allegados, con poca o ninguna colaboración de
la curia romana, se le filtran documentos, amenazado de muerte (con fecha de Febrero
de 2013). El cortar los sobornos de Maciel, necesitar aclarar las cuentas
vaticanas (USA califica al Vaticano como plaza bancaria de lavado de dinero)
que tanto usó Juan Pablo II para encubrir el tráfico de armas y drogas (dicho
por su cómplice Zbigniew
Brzezinski), y tratar de imponer un nuevo registro le hizo de muchos
enemigos dentro. Las presiones de Washington y París para apoyar a los
terroristas sirios que asesinan cristianos endilgándoselos a Assad fueron de lo
último que hubo de soportar.
Notable
papa, débil gobernante: un hombre de academia que se puso en riesgo por sus
opiniones muchas veces, pero falto del carácter y rufianead para el gobierno
que tiende a rendir en personas con cualidades psicopáticas.
Acabar
como Juan Pablo I no le sedujo, Gracias a Dios. Ojalá siga deleitando con sus
escritos, en los que comprendo a un hombre que busca a Dios donde otros se
rinden.
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